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viernes, 3 de agosto de 2007

¿Qué significa politizar la universidad?


Hoy en día en nuestro país, y quizás en muchos otros lugares, están vigentes ciertas creencias del sentido común que se insertan como dogmas entre las personas. Es obvio que el sentido común tiene una parte de verdad y no es solo un invento salido de la cabeza de alguien, responde a cierta lógica y se multiplica con una facilidad sorprendente.
Nuestra universidad que es parte de una comunidad y una sociedad determinada no escapa a esta lógica. En este caso me quiero referir a un punto específico: el rechazo a todo lo relacionado con la política.
Somos testigos todos los días de muchísimos ataques hacia la política en general, hacia quienes supuestamente hacen política y a cualquier tema relacionado con esta. Es necesario entonces desterrar ciertos mitos y esclarecer un poco el asunto.
“No politicen la universidad” es una frase recurrente entre muchos estudiantes de la UNLaM, quienes somos parte de una estructura política, o quienes quieren plantear debates que enfrenten distintas posturas quedan automáticamente descalificados, son ignorados. Es cierto, hubo y hay una perversión del poder, hay gente que se llena lo bolsillos con poliqueteria de barrio, que aparentan algo y luego hacen otra cosa, pero también es cierto que no se puede trasladar automáticamente ese repudio a todo aquel que plantee alternativas.
No es mi intención convencer de tal o cual postura, es mas, no me interesa que compartan mi ideología, solo quiero desterrar este mito del sentido común y dividirlo, investigarlo, para que cada uno tome la posición que desee, pero concientizado.
Es necesario saber que no se hace política solo repartiendo volantes o vendiendo periódicos, o discutiendo enérgicamente en un aula. Política, en un sentido mas indirecto, es también la desinformación, es también instar a la gente a que piense que no sirve de nada participar, que no sirve de nada discutir, o investigar, que es mas fácil desprenderse de esa responsabilidad, que solo vale la pena venir a estudiar y volver a casa tranquilos, eso también es una política.
Me parece que esto nos resulta familiar, ¿Por qué querer que nosotros los estudiantes no participemos, no opinemos? ¿Por qué no se fomenta la discusión dentro de las aulas? ¿Por qué el centro de estudiantes reparte tarjetas de descuento para ropa y no se ocupa del boleto estudiantil, o del costo de los apuntes?... bueno, es que justamente es esa la lógica del sentido común y es también una política.
Pensar una universidad como la nuestra, donde las palmeras se plantan hasta en los baños y parece una burbuja que nos aísla de todo el resto (no olvidemos que la UNLaM esta en la matanza, el distrito mas desigual de Buenos Aires), es pensar que eso no es casual y que esta vinculado a un sentido común superior e imperante, el de no te metas, dividiendo nuestras vidas entre el trabajo, el estudio, la universidad, la familia… como si todas estas cosas no tendrían relación y cada una fuera autónoma de la otra.
Es importante que sepamos que si vivimos como vivimos, si padecemos lo que padecemos cuando viajamos mal, cuando no llegamos a fin de mes, cuando las escuelas se caen a pedazos, cuando la corrupción de los gobiernos es repetida, cuando hay miles de chicos pidiendo monedas en las calles, cuando somos poquísimos los que podemos estudiar en las universidades, no es porque la naturaleza lo impone, no es porque dios así lo quiso. Es porque hay gente a la que le conviene que esto sea así, hay personas que a través de la política mal lograda y pervertida así lo determinaron. Esta es la verdad, como también es verdad que una de las pocas formas de cambiarlo es a través de la política, pero bien lograda utilizándola como una herramienta positiva de construcción y síntesis de muchas ideas.


gRIEGO
 
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